domingo, 23 de septiembre de 2018

“EN EL PRINCIPIO ERA EL VERBO...” (Juan 1:1-4)

(versión en PORTUGUÉS)
...entonces vinieron flexiones, regularidad, terminaciones... ¡y si complicó todo!

Se quedó aún peor después de aquella confusión en Babel. Si no fuera por eso, hoy podríamos hablar tranquilamente con alguien nacido en Tokio, Moscú o incluso Zanzibar sin necesitar de los traductores (que no existirían). Tampoco de la mímica que a veces nos pone en situaciones ridículas. Pero a causa de la insensatez humana de querer golpear a la puerta del Creador, no nos queda otra sino "e s t u d i a r".

En el estudio de cualquier lengua extranjera, la cosa más aburrida que tenemos por delante es el sistema verbal. Descifrar y conocer las particularidades verbales del idioma que elegimos aprender puede ser penoso y convertirse en un 'bicho de siete cabezas'. Pero es fundamental meterse de cabeza en este tema si no queremos ser confundidos con los ‘amigos de Tarzán', donde "Tarzán amar Jane', 'Chita comer banana'... 

Sin ningún prejuicio lingüístico hasta porque mismo Tarzán, aunque no flexione, posee un sistema verbal definido; en su lenguaje primitivo podemos determinar persona, número, tiempo y modo expresados ​​de forma implícita en el contexto y en el gestual.

Sino veamos: imaginate en el bosque. Ahora vos estás hablando con Tarzán que, mientras apunta a una cabaña, dice: 'Tarzán hacer casa'; basta para deducir el tiempo pasado (Tarzán hizo la casa). O, en otra escena, aparece Jane y dice 'Jane querer casa' (tiempo presente) y Tarzán repite la misma frase dicha antes, 'Tarzán hacer casa', apuntando o tocando a Jane; es obvio que interpretamos el tiempo como futuro (Tarzán va a hacer una casa para Jane).

Sería fácil si quisiéramos aprender ‘tarzanés’. Pero no; queremos aprender chino, inglés, francés, ruso, coreano, javanés ... y es todo muy diferente el uno del otro. Las flexiones verbales varían mucho de un idioma a otro.

El mandarín, por ejemplo, la lengua más hablada en el mundo, no flexiona los verbos; la noción de tiempo es percibida a través del contexto y de la presencia de unas 'palabritas mágicas' (pronombres, adverbios de tiempo, etc.) que sólo ellos entienden y que indican si es pasado, presente, futuro, cuantos son y todo más. El Verbo se presenta siempre de la misma forma. Por ejemplo: el Verbo amar em mandarín es "ai4"; y cuando conjugado queda así:
wo3 ai4”/ Yo amo 
ni3 ai4”/ Tú amas 
ta1 ai4” / Él ama  
wo3 men5 ai4”/ Nosotros amamos 
ni3 men5 ai4”/ Vosotros amáis 
wo3 men5 ai4”/ Ellos aman  
y por ahí va...
Los números determinan significados diferentes en la escritura; no son hablados. Pero ahí es otra historia y tendrás que estudiar mandarín.

El inglés, la segunda lengua de todo el mundo, se flexiona relativamente poco:
I love
You love
He-She-It loves 
We love
You love
They love 
y, en el pasado, todos “loved” y en futuro, todos "wil love". 
Hay unos verbos irregulares, pero todo estructurado.

Ya portugués... Bueno, el portugués es otra historia.

En nuestra lengua, cada persona y cada tiempo verbal exige una forma distinta de escribir el verbo (amo, amei, amará, amamos, amaria, 'etc., etc., etc. y más et cetera). Flexionamos todo y algo más. Y las excepciones... Dios Mío, las excepciones...

Para dominar bien una lengua extranjera, lo siento mucho, hay que estudiar. De eso nadie se escapa.

Por supuesto que depende de cuánto quieres o necesitas saber.

Lo que no se puede es dejar de ser placentero.

Y en estos momentos agradezco a aquellos en Babel.
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